• 6 yemas de huevo
• 3/4 taza de azúcar granulada
• 1 taza de queso mascarpone (a temperatura ambiente)
• 1 1/2 tazas de crema para batir (35% de grasa)
• 1 taza de café espresso fuerte, frío
• 2 cucharadas de licor de café (como Kahlúa) o amaretto (opcional)
• 1 paquete de bizcochos de soletilla (ladyfingers)
• Cacao en polvo sin azúcar (para espolvorear)

• Chocolate rallado
• Hojas de menta fresca

1. En un tazón grande, bate las yemas de huevo con el azúcar hasta que la mezcla esté pálida y esponjosa. Puedes usar una batidora de mano para ahorrar tiempo.
   
   
2. Agrega el queso mascarpone y mezcla hasta que esté bien incorporado y suave.
   
   
3. En otro tazón, bate la crema para batir hasta que forme picos firmes. Luego, incorpórala suavemente a la mezcla de mascarpone con movimientos envolventes. Reserva.

1. Mezcla el café frío con el licor de café o amaretto (si lo usas).

1. Sumerge rápidamente los bizcochos de soletilla en la mezcla de café, asegurándote de que no se empapen demasiado (solo deben humedecerse).
   
   
2. Coloca una capa de bizcochos en el fondo de un molde rectangular o individual.
   
   
3. Cubre con una capa generosa de la mezcla de mascarpone.
   
   
4. Repite el proceso, alternando capas de bizcochos y crema, terminando con una capa de crema.
   
   
5. Refrigera el tiramisú durante al menos 4 horas, o preferiblemente toda la noche, para que los sabores se mezclen y el postre adquiera la textura perfecta.

1. Antes de servir, espolvorea cacao en polvo sobre la superficie del tiramisú.
   
   
2. Si lo deseas, decora con chocolate rallado y hojas de menta fresca para un toque especial.

Conclusión